miércoles, 21 de mayo de 2014

Los Food Trucks, nueva tendencia gastronómica

Comida ‘gourmet’ sobre ruedas

Por: Malena Estupiñán Cruz 

Cuando usted piensa en comida callejera, tal vez, podría generarle desconfianza. Pero, ¿Qué pensaría si le contamos que ahora la comida callejera tiene una nueva oferta para su paladar?
                            Los Food Trucks se reúnen en diferentes eventos para ser más visibles.

Los restaurante rodantes, que venden comida gourmet, se han apoderado de las esquinas del norte de Bogotá. Con platos mexicanos, americanos, peruanos y hasta suecos han conquistado el paladar de más de uno.

Para degustar de la nueva tendencia alimenticia, docenas de jóvenes se dan cita los viernes en la noche en el Food Truck Park, un parqueadero en la calle 82 con carrera 13– con seis camiones donde se expenden diferentes tipos de comida. Para Lina Martínez “esta es una idea muy chévere. Las comidas son fuera de lo usual y, además, el sitio está buenísimo porque es cerca de todos los bares. Dan ganas de probar en cada uno (de los restaurantes) a ver qué ofrecen”                                                                                         

Los Food Trucks son un negocio que nació en las ciudades estadounidenses de Nueva York, Los Ángeles y California, a principios del siglo pasado, como resultado de dos importantes acontecimientos: la mezcla cultural de inmigrantes con nativos y el crecimiento de las ciudades. Los dueños de los restaurantes rodantes aprovecharon, entonces, la oportunidad y se dieron a la tarea de preparar y vender comidas de origen extranjero.

Con el tiempo, esta alternativa se fue expandiendo por el mundo entero y hace aproximadamente un año y medio la idea llegó a Colombia. Hoy, hay en Bogotá alrededor de 60 restaurantes rodantes ubicados, la mayoría de ellos, en el norte de la ciudad.
                                                                                                                    
El negocio de los Food Trucks, es muy apetecido por los jóvenes que quieren probar suerte al constituir su propia empresa, y empelarse así por primera vez. Quienes inician en este mundo no son propiamente chefs. Esa es la historia de Luís Ángel Arroyave, un joven capitalino que decidió incursionar en el negocio por la falta de oportunidades en su área de estudio, el Mercadeo y la Publicidad.

En asociación con dos amigos, Luis Ángel invirtió 60 millones de pesos en un camión que remodeló para acondicionarlo como un restaurante rodante en el que vende crepes. Su negocio, City Crepes, resulta tan rentable que aspira recuperar la inversión, y alcanzar el punto de equilibrio, en al menos tres meses; es decir, un año después de haber iniciado las ventas. Y es que las ganancias van de 100 mil pesos, en un ‘mal’ día, a un millón de pesos en una ‘buena’ jornada.

Martina Wharby, una joven sueca, vino a Colombia porque quería “probar algo diferente” y al llegar se enamoró de la gente y sus expresiones culturales. Decidió quedarse y montar junto a una amiga, también del país escandinavo, un restaurante rodante de comida sueca. Martina suma cuatro meses en Colombia y afirma que “su negocio es un buen comienzo para construir una gran marca”.

Aunque los Food Trucks nacen, generalmente, de la iniciativa de algún joven emprendedor, estas iniciativas están formalmente organizadas. El promotor del movimiento y presidente de la Asociación Bogotana de Food Trucks, Luis Fernando Tobaín, cuenta que hace un año, luego de un evento en el que participó con su restaurante rodante, junto a otros cinco dueños de camiones, surgió la idea de crear una organización para “tener alguien con quién hablar, organizar eventos juntos y gestionar los permisos” requeridos ante la Alcaldía Mayor de Bogotá. A la fecha, este grupo cuenta con 27 camiones afiliados.

Envidias en las esquinas

Aunque pareciera que en el negocio de los Food Trucks todo es color de rosa, no lo es. Existen disputas territoriales por el dominio de algunas esquinas para aparcar los restaurantes rodantes. Tal es el caso de Luis Ángel, quien meses atrás decidió probar suerte en la Zona Rosa, pero unas horas después recibió amenazas de muerte por parte de los comerciantes ambulantes del lugar, que vieron tambalear su negocio. Debido a las intimidaciones, el propietario de City Crepes trasladó su camión a una gasolinera, en la calle 73 con carrera 13.  

Algunos de los dueños de los negocios de comida callejera están inconformes con los Food Trucks, pues son una gran competencia, ya que tienen mayores oportunidades al transportarse, dan más confiabilidad a los comensales por su infraestructura y generan utilidades más altas.

Carlos López, vendedor de comidas rápidas por seis años en la calle 85 con 15, cuenta: “se puede estar vendiendo unos 250, 300 mil pesos en una noche y me queda el 40 por ciento de ganancias, pero (para ello) hay que aguantar sol, frío, lluvia. Muchas veces llega la policía a hacer operativos y hay que buscar la manera de salir a correr sin que nos quieten el carro”.  

Por otro lado, López, también asegura que los restaurantes sobre ruedas son una gran amenaza para ellos porque son muy iluminados y llamativos. “Tienen muchas luces y traen música y esas son cosas a las que nosotros no podemos acceder con un puesto pequeño como el que yo tengo”.

Sin embargo, una ventaja que los puestos de comida ambulante pueden tener frente a los Food Trucks es la disponibilidad horaria en la que trabajan. Mientras los primeros trabajan de cuatro de la tarde a cuatro de la mañana, los segundos cierran por tarde a la media noche, y eso, si cuentan con la ventaja de tener establecido su restaurante en algún lugar cerrado como el parqueadero de la Zona T.

Dubán Carvajal, de 17 años de edad, trabaja en un puesto ambulante de comida rápida donde la especialidad es la hamburguesa, afirma que “Aquí a la hora que más se vende es a las tres de la mañana porque todo el mundo sale de los bares con hambre y quiere comer antes de irse para la casa”. 

Jhonattan Nieto, otro de los propietarios de un puesto de comida rápida del sector, dice que por esa zona todos los vendedores de esta modalidad de comida, donde los precios de los productos como los perros calientes o las hamburguesas varían entre 2.500 y 3.000 pesos,  se conocen entre sí, se apoyan y ayudan con los peligros de la noche y son un grupo muy unido.

Germán Ricaurte, Edil de Chapinero es consciente de las riñas territoriales, pero asegura que con la nueva reglamentación, que se consagra en el Decreto 456 de 2013, el cual dicta la regulación del aprovechamiento económico del espacio público, se frenarán, en buena medida, las amenazas y envidias en las esquinas. ( Vea la entrevista completa a German Ricaurte)

Los Food Trucks se seguirán imponiendo fuertemente como comida callejera Gourmet en Bogotá. Los clientes pueden tener la certeza de que cuando consuman comida de estos restaurantes rodantes, estos están calificados para dar la mejor atención.  



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